martes, 27 de enero de 2009

LA OTRA NOCHE (EJERCICIO)


El gato llevaba ya varios días molestando más de lo habitual. Se encaramaba en los muebles, en las sillas, en la mesa de la cocina, etc. Siempre decía que sus bigotes eran dalinianos, no afrancesados, y que por este carácter nos daría una sorpresa algún día. Y pasó.

Uno de esos días en que daba la impresión de que el felino no podía molestar más, éste, en uno de sus saltos, tumbó la lamparita que alumbraba la sala; con ese movimiento descubrió la otra noche, la de estrellas ninja, agujeros, hilos... Desde allá un ojo nos miraba expectante…