lunes, 15 de agosto de 2011

NOTAS DE UNA POÉTICA (XII)


«La indiferencia como terapéutica»*. Octavio Armand

III


Una poética de las más mínimas cargas gráficas, fonéticas o semánticas del lenguaje es hoy tan apremiante como la Poética aristotélica en su día. Las poéticas o retóricas del pasado pretendían relacionar y organizar el lenguaje todo como discurso, linealidad regida por sistema de causa y efecto: a cierta receptividad correspondía cierta expresividad. Antes del proceso discursivo en sí, se daba un proceso transcursivo. En el mundo oral, la oratio estaba precedida por la ratio: el aceleramiento verbal armonizaba con la receptividad auditiva. El lenguaje quedaba supeditado a la lengua. Se trataba de un proceso orgánico.

Gutenberg arruina la Poética de Aristóteles. La convierte l i t e r a l m e n t e en objeto de museo. Con Gutenberg el lenguaje reduce su linealidad a letras y signos de puntuación—los gestos significativos del lenguaje oral, incluso la pausa—, a un orden lógico pero ya disperso. La organicidad del proceso se rompe: el lenguaje controla a la lengua. La dispersión—ingénita al proceso tipográfico—devasta el campo significativo del tiempo en el lenguaje por una sistematización arbitraria.

La reducción de lengua(je) a palabra, a letra, a parte de una letra, a rasgo topológico, parcela la temporalidad discursiva. Parcela: cancela. La lectura puede aceptar la reducción como alternativa. No descartar ritualmente, por convención literaria, esas dispersiones. Dinamizarlas, crear otro sistema de relaciones, de rela(ja)ciones. Una Micropoética. La escritura, fragmento; la lectura, fragmentación. Fragmento multiplicado. Decir=reducir.
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FUENTE: «Piel menos mía», de Octavio Armand. En la revista Escolios. 1976. Número extraordinario. Volumen I, n.° 2. Los Ángeles, EE UU. p. 46.

* En el texto original la disposición tipográfica, el corte de las palabras y el tema de la retícula, como conjunto, son indispensables.

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