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El pasado 6 de marzo alguien se preguntaba quién escribiría el poema de este momento, «de esta hora oscrura [sic] y aciaga que vive Venezuela». La interrogante parece plausible. Todo momento genera discursos; tal vez los exige, los reclama, y este caso no es la excepción.
En la actualidad hay una constante producción textual, tal vez más que en otras ocasiones. En los medios tradicionales y en las redes sociales se cruzan voces en diferentes direcciones; chocan, se contradicen, argumentan en pro o en contra, etc. Asimismo, quizás con mayor frecuencia que la habitual, la información que circula apenas es verificable; ya no se puede encontrar el origen de lo que leemos. El anonimato parece ganar terreno en pro del texto.
El punto es que ahora mismo, mientras leemos y navegamos en Internet, hay un cuerpo textual in crescendo. Tal vez habría que rehacer el cuestionamiento inicial si pensamos que se trataría más bien de encontrar la clave, el motivo o el gesto que haga que dicho cuerpo devenga objeto poético, lo que, a su vez, conlleva preguntarnos si cualquier discurso es susceptible de ser poema, si replantear el contexto otorga un nuevo carácter al texto y, por ende, a la lectura. Es decir, ¿se trata de escribir, de reescribir o de reubicar un discurso para otorgarle otra función? ¿Es el contexto el nuevo contenido, como ha sido sugerido? Si esto es así (y obviando el énfasis en lo novedoso, sobre lo que tocará volver en otro lugar), entonces el ejercicio de la escritura en esta coyuntura habría de remitirse a ese flujo verbal incontenible de los medios y las redes sociales —poco diferenciados a estas alturas— para (re)leer, elegir, señalar, distribuir… Es decir, lo mismo que ya hacemos diariamente al compartir, retuitear o citar.
Sin embargo, solo especulamos. Escribir, reescribir o crear nuevos entornos propicios para enunciados circulantes son solo diferentes formas de plantear y ejecutar una poética. Luego, podemos reformular la pregunta: ¿Quién escribirá/reescribirá/manipulará el poema de esta hora? ¿Quién? No lo sabemos y no importa. Los discursos están ahí afuera, están sucediendo en este instante; ¿cómo serán materia poética?, ¿cómo será parte de esos discursos un poema, y viceversa? Un cómo que es como preguntar desde dónde; esto es, quién.
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* Texto publicado originalmente en la web del diario La Verdad (15-III-2014).
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