A raíz de la resolución 058 y la distribución de la Colección Bicentenario, últimamente leemos y escuchamos quejas del problema que estas conllevan: que se trata de un proceso de adoctrinamiento de los estudiantes, de una ideologización de la educación, etc. En general, como una especie de acuerdo tácito, reconocemos que la educación, por tratarse de niños, es poco menos que sagrada y debe respetarse, evitando contaminarla con ideologías y apuntando siempre a una visión plural. Más o menos así podríamos resumir —muy básicamente— uno de los argumentos expuestos.
Viéndolo de esta manera, es difícil no estar de acuerdo, el problema está en que todo el argumento se apoya en la exigencia de la no ideologización de la educación, lo cual es imposible: la educación va de la mano de la ideologización. Cuando fuimos a la escuela, aprendimos a ver e interpretar de una determinada manera, a jerarquizar, a priorizar o desestimar, etc. El mismo hecho de asistir a una institución educativa nos hizo parte de un aparato ideológico desde la más tierna infancia: Vamos al colegio para formarnos y poder conseguir un trabajo digno en el futuro. ¿Formar qué o formarnos cómo? ¿Qué hace digno a un trabajo? Como no puede ser de otra forma, el modelo que rige nuestras vidas viene de esta etapa.
Si esto es así, ¿entonces cuál es el verdadero problema? Si siempre ha habido ideologización en la educación, ¿a qué se deben las protestas y los reclamos? Por una parte, podría deberse a la forma torpe en que se ha intentado llevar a cabo el proceso, pero sobre todo se debe a que lo que está propuesto es un cambio de dirección ideológica, un cambio de signo; es esto lo que reconoce e intenta detener el sector que se opone. Además, en la base de todo este embrollo está el hecho de que hasta hace poco solíamos asociar la palabra ideología a las tendencias políticas de izquierda, como si solo estas fueran productoras de tales sistemas. Esto, claro está, no es accesorio; cuanto menos veamos cómo se desarrollan las ideologías, más fácil será su proceso.
Anteriormente ya lo mencionamos: en todo lo que producimos hay signos que dan cuenta de las ideologías, empezando por el lenguaje, y de esto no escapa la educación. Así, independientemente de lo que suceda con dicha resolución, lo realmente importante es que podamos leer los movimientos que animan los diferentes discursos, en este caso, el educativo. El solo hecho de abocarse a esta tarea constituye un acto político y, como tal, dejará rastros de un determinado sistema de pensamiento.
__________________________
* Texto publicado originalmente en el diario La Verdad (21-VI-2014).
IMAGEN: http://www.el-nacional.com/caracas/Madres-Resolucion-Antonio-Rodriguez-Nacional_NACIMA20140410_0028_3.jpg