sábado, 20 de julio de 2013

UN POCO DE MEMORIA (II)


En el artículo anterior intentamos hablar de la memoria; sin embargo, no estamos seguros de haberlo logrado. En esta oportunidad haremos otro intento, aunque tengamos la leve intuición de que cualquier esfuerzo será desviado, se perderá en el camino y acaso conseguirá reconocer la vía de vuelta. ¿Por qué? Porque la memoria juega a eso. No hace falta mucho, 30 años son suficientes, incluso menos. Una vez que miramos atrás, el registro se quiebra y la imagen dislocada se multiplica en fragmentos que nos ofrecen recuerdos alterados, intervenidos con otros signos. ¿Cómo haremos entonces para darles forma, para nombrarlos? Pareciera que cualquier esfuerzo se ve desbordado por la memoria. Cuando creemos haber tendido un buen coto, notamos que hay una fuga justo al lado, un desplazamiento que nos interpela, que nos invita a responder, pero ante el que no atinamos palabra alguna. Toca replantear las formas de hacer silencio, sus lecturas posibles, pero también, ejercitar el tartamudeo, los espasmos verbales, labrar otra dicción, otra ficción, otras rutas de escritura; que el estilo —punzante— se hunda, penetre y cave una salida que quizás pueda encontrarse con aquella fuga del desbordamiento.
 
Ahora bien, ¿qué pasa si tampoco es posible cavar un nuevo trayecto así? Entonces es posible, mejor dicho, es necesario hablar de otra forma, tensar la sintaxis, la gramaticalidad, las formas del poema, el orden del discurso; tomar prestado, reubicar, desplazar la voz hasta un continente diferente, ajeno, apenas conocido. Después de todo, no somos los mismos lectores de siempre. «Las palabras ya no se escriben para ser leídas, sino que son meramente materiales para mover, compartir y manipular» (@UncreativeWriti, 20-IX-2012). Al final, un nuevo organismo ocupará la página/pantalla. Sin embargo, este organismo será igualmente textual, con otros comportamientos, ciertamente mutante, pero no dejará de ser texto; es decir, un organismo que exige lecturas.

¿Pero podrá finalmente este abordar la memoria? No parece posible. Todo apunta a que el poema (el organismo, el texto) se uniría a esta, adquiriría sus colores, algunos sonidos y olores, se replegaría con ella y finalmente devendría parte de esta, la borraría, ocuparía su lugar.
 
______________
* Texto publicado originalmente en el diario La Verdad (20-VII-2013, p. 4)
IMAGEN: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWB4wsQkFxgf0MHOplMZJv7dnztXtmaXJ1JfMsfImEUvRQ8pqP3t2z_ohlwX3MILQFU9Jj04srXG8XWxkUup8QwdwI7docEbf0J9nxWfLxsAlf5-J0jzfkUwFUiKPoR8HBn-I-U1jg6Dei/s320/duelo.jpg

sábado, 6 de julio de 2013

UN POCO DE MEMORIA


Los objetos están ahí, secos. Pero esos desiertos se irán llenando de huellas, de caminos, de señales de tránsito. Entonces vendrán a ser signos, sistemas de representación, tendrán nuevos nombres... ¿Podemos pensar la construcción de la memoria de esta forma?

Recordar, hacer memoria, va inevitablemente de la mano de procesos connotativos. Las imágenes que atesoramos como eso que fue están atravesadas por otras imágenes, por afectos, por movimientos subterráneos que dislocan las historias; lo que vemos es una construcción nueva, prolongación o deriva de aquello. Sirva la imagen de Baudrillard: «El territorio ya no precede al mapa ni le sobrevive. En adelante será el mapa el que preceda al territorio […] y el que lo engendre».

Tomemos un ejemplo. La poética de la gaita (si se nos permite) tiene sujetos claves: el lago, el puente, El Saladillo, Santa Lucía, entre otros. La música hace de estos los personajes principales que agencian la canción. Y cuando parece que la letra se distrae en otras cosas, entonces alguna voz se levanta y llama al orden: «Cómo no queréis que cante, / cómo no voy a evocar / si así puedo recordar / aquellos tiempos de antes». La poética, esta poética, es un bloque compacto que no admite fisuras, entre otras cosas, porque esos sujetos son de hecho parte de una mitología y, como tal, ahí se detiene la posibilidad de diálogo.

Sin embargo, lo que queremos resaltar es que el canto apunta a signos cuyos referentes ya son otros, que han mutado, y solo quedan los que la misma gaita propone y engendra; una vez engendrados, asistimos peregrinos al altar de «la ciudad más bella que existe en el continente», nos sacamos los ojos, como nuevas Lucías, para permanecer castos y ofrecernos vírgenes al lago, a la China y al puente; y ciegos ya, solo podemos atravesar las plazas, las iglesias, las calles, los barrios y las avenidas que escuchamos de diciembre en diciembre. Al final, la ciudad que recordamos difícilmente es esa del territorio, sino —posiblemente— una construcción diferente, una dictada por el mapa, con señas específicas para su puesta en marcha.

En todo caso, no se trata de hacer juicio de valor, un es bueno o es malo, sino de reconocer una cotidianidad atravesada (¿necesariamente?) por mitos, por sistemas de signos, productos históricos, máquinas de sentido, construcciones culturales.

____________________
* Publicado originalmente en el diario La Verdad (sábado 6 de julio, p. 4)
IMAGEN: http://moblog.net/media/m/i/n/minushabens/three-blurry-girls.jpg

martes, 18 de junio de 2013

ZULIANO MIGUEL HERNÁNDEZ GANA NACIONAL DE POESÍA (Ctrl+C / Ctrl+V)

Miguel Ángel Hernández, talento de La Verdad, ganó el IV Concurso Nacional de Poesía 2013. ¡Oh, lorem ipsum! es el nombre del trabajo con el que el artista de 30 años obtuvo el reconocimiento otorgado por la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.

El artista Miguel Ángel Hernández ganó el Premio Nacional de Poesía 2013. (Foto: Jhair Torres)

El poeta marabino Miguel Ángel Hernández fue el ganador del IV Concurso Nacional de Poesía 2013. El joven de 30 años, egresado de la Escuela de Letras de la Universidad del Zulia, obtuvo el reconocimiento con su obra ¡Oh, lorem ipsum!, un libro con el que el artista se sale del género tradicional y desarrolla su propia manera de escribir. El premio comprende un reconocimiento en metálico y la publicación del trabajo.

Esta es la primera vez que el artista participa en el concurso organizado por la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello y dijo sentirse contento con el premio, que para él es más que un reconocimiento, es el aval de su propia propuesta poética. «Este es un trabajo que puede resultar experimental porque se sale un poco de la poesía común. Con él logro forzar un poco el género y es algo que me gusta mucho. Me parece que este premio es un buen inicio para lo que quiero lograr y legitima mi estilo ante los lectores y ante el mundo de la literatura».

Pensando en Maracaibo
Hernández, quien participó en el concurso con el seudónimo MAHZ, explicó que el término lorem ipsum es una especie de boceto o texto falso que su utiliza en el ámbito del diseño gráfico para saber cómo va a quedar el trabajo final. El personaje principal es la ciudad, pero hay muchas otras cosas que entran en juego.

William Osuna, presidente de la Casa de Letras Andrés Bello, y los demás integrantes del jurado informaron que decidieron otorgarle el premio al zuliano porque su trabajo «es un libro inteligente y agudo de principio a fin. Posee elementos que lo distinguen a primera vista como el ritmo, la crítica que hace, la incorporación de referentes culturales actuales, como programas de televisión, juegos de videos e Internet. Tiene conciencia lírica que observa e interviene en una realidad que no le es ajena, sino que es parte de su incertidumbre e intuiciones».

Otros premios
Con seis años de egresado de la Escuela de Letras de la Universidad del Zulia, Miguel Ángel Hernández ha obtenido menciones en el XIX Premio Nacional de Poesía Fernández Paz Castillo y en el I Concurso Nacional de Poesía Delia Rengifo. En 2006 publicó junto a su colega Eduardo A. Pepper el libro titulado Antología del descapotable y en 2010 sacó a la calle Cotidiano, una plaqueta de poesía publicada por el Proyecto Latinoamericano de Unión Poética, de Argentina. Desde hace cuatro años y medio se desempeña como corrector de textos del diario La Verdad.

___________________

sábado, 8 de junio de 2013

DE LOS LUGARES COMUNES


Cuando partimos de la idea de —y declaramos en tono de manifiesto— que somos creativos y que transitamos lejos de los lugares comunes, generalmente vamos por lugares comunes y poco originales. De hecho, el presupuesto en sí es ya algo desgastado.

Sin embargo, aún nos podemos encontrar con propuestas que señalan que la literatura es indispensable, condición sine qua non para el desarrollo de la persona. Se supone que esta da más libertad, conocimientos, originalidad, creatividad, sensibilidad auténtica, pensamiento crítico y autónomo, etc., siempre lejos de los caminos trillados de la televisión, la publicidad, el mercado y más. ¿No es esto una idea ya demasiado manoseada? ¿Que la literatura es lo único que salva? Habría que preguntarse si la literatura no es más que una elección entre muchas posibilidades. Además, ¿salva de qué? ¿De los lugares comunes, de los estereotipos, de la insensibilidad? Es difícil no ver el estereotipo en esta idea; más aún, es difícil no darse cuenta de que la literatura, como cualquier otra institución cultural, da pie para el surgimiento de lugares comunes, dogmas, reterritorializaciones, etc.

Pero la cuestión no es tanto si hay o no lugares comunes (partimos de la suposición de que existen), sino que todavía hoy no se asume que los haya y, más aún, que pululan en la literatura. Al no reconocerlo, se instala un coto a la circulación de los signos, se crea un dios para estos y ahí se da el proceso de estancamiento: las revoluciones crean sus propias cercas; más allá solo hay traiciones.

En este sentido, el poeta Kenneth Goldsmith escribe: «Cuando nuestras nociones de lo que es creativo pasan a ser tan trilladas (…), tan románticas… tan no creativas, es tiempo de ir en la dirección opuesta».

«Así pues —citando a Baudrillard—, es preciso leer todos los sucesos por el reverso, más allá de su montaje oficial». Luego, si bien es cierto que productos como los concursos de belleza y las telenovelas imponen una serie de pautas sociales, estéticas, etc., no lo es menos que sucede otro tanto en la literatura, y la diferenciación de los primeros como objetos populares y el segundo perteneciente a la esfera de lo «intelectual», aun cuando les son inherentes de alguna manera, tal vez digan más de las lecturas de que son objeto que de sus respectivos discursos; después de todo, ambos son eso: sistemas de signos, agentes discursivos.

__________________
* Texto publicado originalmente en el diario La Verdad (sábado 8-VI-2013, p. 4)
IMAGEN: http://www.mobilemag.com/wp-content/uploads/2012/04/120427-honda1.jpg

sábado, 25 de mayo de 2013

EL «BONUS TRACK» DEL «BONUS TRACK»

Caja para ensamblar

En una reciente lectura de poesía, un video iba mostrando fotografías de los poetas participantes; cuando se detenía en una, leía la persona que correspondía a la imagen proyectada. Cada participante tenía un minuto para leer, luego seguían pasando las fotos y el que leyó debía pasar el micrófono a otro, y así sucesivamente.

Hasta ahora nada mal. El problema se da cuando tal dinámica se presenta a sí misma a medida que la actividad avanza. Los lectores no saben qué hacer, continúan leyendo o se quedan callados una vez que suena el tictac que marca el fin del minuto. Los poemas quedan descuartizados, apenas alcanzan a decir algo, devienen objetos inservibles.

Conforme avanza el recital, los poetas le van tomando el ritmo, el pulso a la actividad. Los textos igualmente quedan recortados, solo que ahora son cortes producidos adrede, intencionales. Los que leen no pueden evitar quejarse y de vez en cuando prolongan la lectura más allá del tiempo permitido.

El hecho de que el poema quede a medio camino, como cortado, no es necesariamente un problema, como tampoco lo debe ser que el lector/productor de sentido quede descolocado, con la frase a medias. De hecho, conceptualmente es una gran posibilidad. El poeta/lector se vería obligado a reformular el texto; si debió escoger fragmentos para que «entraran» en ese minuto, ya estaba operando una reorganización, que traería consigo —podríamos decir que de manera inevitable— un desplazamiento y un nuevo abanico de posibles lecturas. Así, el recital habría que verlo no solamente como una «exhibición» de poemas, sino como una puesta en escena, algo cercano al performance o al jam session, si se quiere.

Sin embargo, es probable —pensamos— que este no sea el caso; es decir, que la propuesta del recital haya sido esta. Pareció, eso sí, una actividad que falló en algo fundamental: en la preparación, en la coordinación. Los que ahí leyeron no sabían cómo era la dinámica hasta que empezaron a leer, de modo que extenderse en la lectura o el silencio desbordaron de alguna manera las intenciones iniciales, y lo que pudo ser una propuesta para exponer y disparar hacia nuevos territorios el poema como proceso quedó quizá como una nueva y errática lectura.

En todo caso, no hacemos más que especular, no podemos ir más allá por los momentos. Quedará esta nota como una lectura de otra lectura: el bonus track del bonus track.

___________________
* Texto publicado originalmente en el diario La Verdad (sábado 25 de mayo, p. 4)
IMAGEN: http://patentados.com/img/1971/caja-para-ensamblar.jpg

sábado, 11 de mayo de 2013

EL MODELO DE LAS «FANFICTIONS»




Conozco poco y nada de las fanfictions; ni siquiera he leído una. Parto de unas cuantas conversaciones con gente que sí forma parte de dicho «circuito» y de algunas búsquedas en Internet. En consecuencia, esto no es más que teoría; es decir, (fan)ficción.

Las fanfictions, según el artículo de Wikipedia, son «relatos de ficción escritos por fans de una película, novela, programa de televisión, videojuego, anime o cualquier otra obra literaria o dramática. En estos relatos se utilizan los personajes, situaciones y ambientes descritos en la historia original o de creación propia del autor de fanfic [como también se conocen], y se desarrollan nuevos papeles para estos. El término fanfiction hace referencia tanto al conjunto de todos estos relatos como a uno en concreto, según el contexto». En la página web fanfiction.net vemos prolongaciones de Harry Potter, Twilight, Sherlock Holmes, Vampire Diaries e, incluso, del Quijote, entre muchas otras.

Una fanfic puede tomar como punto de partida, por ejemplo alguno de los personajes de una de las historias de las que surge —no necesariamente protagonista— y desarrollar nuevas historias. Estas crecen con sus propios universos y dan lugar, a su vez, a nuevos desarrollos.

Una de las ventajas de este sistema es que es totalmente ajeno a todo lo que suene a alta cultura, canon literario, cultura académica, vanguardias y retaguardias, etc., lo que —al menos en principio— le permite deambular por las estructuras narrativas como por un territorio liso (para usar un concepto de Deleuze y Guattari), más aún si tomamos en cuenta que este tiene su hábitat natural en la red. ¿Las desventajas? No nos interesan ahora mismo. La idea es plantear el sistema de las fanfictions como posible modelo poético. De hecho, en Postpoesía. Hacia un nuevo paradigma (2009), Agustín Fernández Mallo asoma la idea, pero con cierta restricción.

Dámaso Alonso, en su ensayo La poesía de San Juan de la Cruz (1942), señala —por ejemplo— que el poeta místico tomó material de composiciones populares para escribir Cántico espiritual (además, una versión del Cantar de los cantares bíblico), de modo que no estamos en presencia de algo nuevo.

Una poética que parte del sistema fanfiction —suponemos— iría a la deriva entre discursos (no solo estrictamente poéticos) y cualquier enunciado puede ser el que genere otros nuevos que devendrán en algún punto parte del poema. Tal prolongación del «original» deformará y reformará el aparato conceptual del texto inicial, lo que, a su vez, supondrá en muchos casos abrir el espectro de lecturas posibles, al estar las escrituras en juego —muy probablemente— velando y develando sentidos, poniendo en crisis al lenguaje, último objeto de la (fan)ficción (¿
último objeto de la [fan]ficción?).

___________________
* Una versión de este texto fue publicado hoy (sábado 11-V-2013) en el diaro La Verdad (p. 4).
IMAGEN: http://24.media.tumblr.com/tumblr_m0hvo4oQ4u1rrovo0o1_500.jpg

sábado, 27 de abril de 2013

CRÍTICA


Al finalizar la exposición, que consistía en un breve ensayo sobre algún libro, el profesor decía: «¡Críticas!», con lo que empujaba a los estudiantes a cuestionar, comentar, respaldar o hacer frente al que acababa de exponer(se); mejor dicho, a la lectura realizada, las elecciones tomadas en el camino, la manera de plantear una idea, la falta de desarrollo de una tesis apenas mostrada, etc. Había que pensar y repensar el ejercicio de la escritura literaria, por lo que era necesario leer tanto la novela o el poemario trabajado en la clase como crítica literaria en general. 

Esta forma de llevar una clase intentaba crear un diálogo en el salón, el cual ponía en evidencia múltiples lecturas, algunas divergentes, otras más cercanas. ¿Para qué? Lo dicho: para crear un diálogo. El ensayo, la crítica, la reseña de libros, etc., son —entre otras cosas— lugares en el que entran en comunicación diversas voces que expanden el universo de los discursos literarios, que a su vez se relacionan con otros tantos. 

Ahora bien, como en todo diálogo, siempre se espera una respuesta (es decir, una lectura) que lo prolongue. Por ejemplo, en esta breve nota parece haber pequeños indicios de una teoría de la crítica literaria y puede suceder que lo señalado hasta ahora no parezca lo más apropiado según determinada lectura; ahí se abre el espacio para una respuesta que extienda el tema, que lo haga entrar en crisis. 

Por supuesto, no podemos engañarnos y obviar el hecho de que tales géneros son procesos de validación ante la literatura en cuanto construcción cultural, donde también encontramos otros mecanismos como revistas, universidades, editoriales, páginas web, etc.

Sin embargo, insistimos en la práctica de la lectura y, más aún, en la que deriva en la propia escritura como extensión, desplazamiento y nuevo emplazamiento de diversos lugares o momentos textuales. Insistimos como ante una puerta, esperando una lectura, esperando una respuesta.


__________________
* Texto publicado originalmente en el diario La Verdad (27-IV-2013, p. 4)
IMAGEN: http://media.tumblr.com/a74d673106a0d673ab0d5923a6b82ba2/tumblr_inline_mhpa6rED9M1qz4rgp.jpg