martes, 25 de agosto de 2009

UN LECHO SECO DE BLANCO

I

Se supone que esta palabra debe ser húmeda
que cuando hablo se levanta un viento de orilla
que detrás de cada sílaba se esparce el salitre
que mi garganta es un cielo de gaviotas
que cada verbo es nadador

se supone que cuando digo lago
se inunda la página

sin embargo
esta hoja es apenas
un lecho seco de blanco.

II

¿Lago?
¿dijo lago?
ele-a-ge-o
¿así?
¿lago?

lo siento
no me suena.

III

«lago.

(Del lat. lacus).

1. m. Gran masa permanente de agua depositada en depresiones del terreno.»

Eso dice el diccionario. Pobre terreno, que no tiene solo una, sino varias depresiones.

IV

Un milagro
el verdadero milagro
es ver un pedacito de agua
desde esta avenida.

V

Tomar nota:
1499
Alonso de Ojeda
Juan de la Cosa
Américo Vespucio
Coquivacoa
Maracaibo
palafito
puerto
embarcación
batalla naval
petróleo…

¿si sumo esto
me da un lago?

VI

La ciudad invoca este lago
es omnipresente

en el comercial
en el mitin
en la lengua gongorina de las noticias
en el dictado de la maestra
en una biblioteca anónima
en la radio…

siempre está

aun así
persiste su ausencia

está
¿pero dónde?

discúlpeme
este lago no existe.

VII

Sabía el nombre
y lo asumí

deletreé cada gota suya

era un sol de letras mayúsculas
una brisa como de respiro que bailaba
cabalgué de un puerto a otro
me dejé bañar por las chispas

una pequeña lluvia de aves

y comienza a humedecer la palabra

¿es esto?


este lago existe.


[Texto escrito expresamente para un evento sobre el lago de Maracaibo, al cual fue invitado Per-versos]

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