domingo, 5 de julio de 2009

ANÓNIMOS

- ¿Pero cuál es el problema de que me despeine y tenga sueño?
- Es que así, fijate, no puedo pronunciar algunas palabras.
- Será que escuchemos un disquito por ahí, a ver si mejoramos.

En el apartamento, además de escuchar como 5 (léase cinco) discos, planearon saltar sobre los muebles... y así fue. Pero se cayeron cansados y se vieron en la necesidad de rodar para ir de allá para acá.

- Vení, tocá con la nariz el piso, ¿verdad que es dulce? –le dijo ella.
- Sí, sí, ahora te quiero más.
- Entonces vamos a pararnos.

Y eso hicieron.

Ahora se querían más y se estaba haciendo de noche, algo así como las siete pe-eme. Cuando él se dio cuenta de que el narrador dijo (o escribió) eme, juntó los labios e hizo un sonido casi vacuno que al narrador no le gustó para nada. A lo mejor fue por eso que no les puso nombres a él ni a ella y que decidió dejar esto hasta aquí.

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